Los colorantes artificiales y la salud de los niños
Los aditivos en los alimentos pueden tener alguna relación con condiciones alérgicas y conductuales en los menores.
En ocasiones, las comidas y bebidas con colorantes artificiales y aditivos suelen ser más atractivas para los niños. Sin embargo, estos alimentos pueden tener un efecto negativo en la salud de los más pequeños.
De acuerdo con la Administración federal de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), los colorantes artificiales son sustancias que se pueden agregar a los alimentos para mejorar sus colores naturales o hacerlos más llamativos a la vista de los niños y consumidores, tales como galletas, bebidas de frutas, cereales, dulces de repostería y jugos. Asimismo, existen colorantes artificiales o sintéticos y colorantes naturales, tales como la remolacha o el achiote.
“Los colorantes están en la mayoría de todo lo que comemos y bebemos, todo lo que venga en un empaque con un etiquetado es muy probable que tenga un aditivo de color. En la década de los 1970, fue que se trajo la polémica de los posibles riesgos y todavía está en el ínterin de si, verdaderamente, tiene algún efecto”, expresó la licenciada en nutrición y dietética, Getsení Rodríguez.
Sin embargo, la experta en nutrición destacó que se ha experimentado un alza en las condiciones de autismo e hiperactividad, y las alergias en niños. Sostuvo, además, que puede haber una correlación con la dieta a la que están expuestas las madres y los menores.
“En el caso de los niños, los estudios no han sido concluyentes o han sido inconsistentes o difíciles de interpretar por el tipo de diseño de las investigaciones, pero [el consumo de colorantes] pudiera estar relacionado con el trastorno de hiperactividad, trastornos respiratorios, erupciones cutáneas o síntomas gastrointestinales, tales como náuseas, vómitos y diarreas. Esa es la relación que se ha podido ver, mayormente con experiencias de pacientes porque la literatura sigue siendo un poco ambigua en términos de decir qué es exactamente lo que causa”, comentó Rodríguez.
Según la experta, los síntomas más frecuentes de reacciones a estos aditivos se reflejan mayormente en la zona de la piel.
“Lo más frecuente son las erupciones en la piel porque es lo más fácil de identificar. Quizás, lo que es una sinusitis, la congestión, la irritación en los ojos, no necesariamente lo asociamos en un inicio a algún tipo de alergia por componentes en los alimentos, pero cuando uno come algo y automáticamente ve una roncha roja, pues es más fácil de identificar”, señaló Rodríguez.
De presentarse alguna condición de las antes mencionadas, la nutricionista recomendó que, con la ayuda de un experto, se elimine este tipo de productos con colorantes de la dieta del menor para medir si experimenta alguna mejoría.
“Entre las recomendaciones, se puede sugerir una dieta de eliminación, que implica remover los productos que son procesados o que contienen estos aditivos o colorantes para ver si mejora el comportamiento del niño y sus alergias. Luego, se reintroducen poco a poco para ver si, en efecto, hay una conexión o una relación entre los colorantes y estas dos condiciones”, expuso la licenciada.
No obstante, la prioridad debe ser educarnos y aprender a elegir los productos que consumimos, de modo que no se tenga que batallar con condiciones que pueden evitarse con una sana alimentación.
“Promover hábitos saludables desde la etapa temprana es esencial. Sabemos que hay una etapa a los cinco años que puede ser difícil, donde los niños no tienen la misma aceptación de los alimentos y uno, como padre, cede. Ya a los ocho años en esa dieta van a predominar los productos procesados o de empaques. Así que tiene que haber un balance entre los diferentes grupos de alimentos que se le proveen a los niños”, mencionó la nutricionista.
Para esto, es importante hacer un buen ejercicio a la hora de elegir los alimentos tanto en restaurantes que visitamos como en supermercados.
“Debemos ver cuáles son los lugares que ofrecen estas opciones que sean libres de aditivos o preservantes en los restaurantes tradicionales o en los establecimientos de servicio rápido. De igual forma, hay que estar bien pendientes cuando hacemos la compra, no dejarnos llevar por un empaque bonito, sino realmente irnos a la parte de atrás para ver de qué está compuesto ese producto”, dijo.
Asimismo, la profesional de la salud reiteró a las personas que, al acudir al supermercado, deben realizar un balance con alimentos frescos, tales como frutas, vegetales, cereales, farináceos y carnes.